La
elección total a la que acudiremos este próximo 1° de julio, producirá la
renovación total de los poderes ejecutivo y legislativo del orden federal, y
también tendremos elecciones en quince entidades federativas, donde se elegirán
ejecutivos locales, legisladores, ediles y jefes delegacionales. Los
candidatos a la Presidencia de la República tuvieron dos debates formales,
organizados por el Instituto Federal Electoral, y al menos otros dos en la
televisión comercial de las dos mayores televisoras de cadena abierta. Numerosas
encuestas dieron cuenta de la intención del voto y apenas la de ayer, en
Milenio, informó los datos siguientes: Peña Nieto, 45.5%; López Obrador 26.9%;
Vázquez Mota 24.8%; y, Gabriel Quadri, 2.8%.
Plataformas electorales, declaraciones,
entrevistas, propaganda oficial, gorras, playeras, prendas, enseres, revistas e
impresos diversos, inundaron espacios, calles, bardas, así como ojos y oídos
literalmente. En este campo, prácticamente existe un “empate técnico” porque
todos los candidatos han logrado comunicar con suficiencia y abundancia -o
hasta el hartazgo y la saciedad, según se vea- sus posiciones políticas y
propuestas técnicas, en la medida que lo permitieron las condiciones reales de
comunicación o información que tienen los diversos medios de difusión o
propaganda empleados, todo en proporción a los topes de campaña y financiamiento
público al que pudo acceder cada partido político, sustentados en el volumen de
votos obtenidos en la última elección federal.
Luego entonces, a la luz de los diferenciales de
porcentaje que provienen de las encuestas realizadas, todo pareciera indicar
que la elección presidencial estaría resuelta, si nos atuviéramos a las
tendencias electorales en las que, puntos porcentuales más o puntos
porcentuales menos, hay coincidencia generalizada en que el puntero será el
próximo Presidente de la República. En consecuencia, la pregunta más cuidadosa
se ubicaría realmente en el nivel de si
esa ventaja porcentual alcanzaría para que el partido político ganador
obtuviera la mayoría absoluta en las cámaras legislativas federales, es decir,
la mitad más uno de los legisladores en cada caso. Política y socialmente, éste
es un dato fundamental porque los último doce años (contados de septiembre del
2000 a agosto de 2012), hemos vivido lo que coloquialmente se conoce como
gobierno dividido, es decir, “ejecutivo sin legislativo”, y a esta condición de
orden fáctico se le ha atribuido el rezago legislativo y la ostensible mala
legislación federal creada sin técnica visible pero con caprichos evidentes en
ese lapso, así como las dificultades de construcción y aplicación de políticas
públicas de largo aliento, con salvedad de las finanzas públicas que realmente
se han beneficiado de los acuerdos constitucionales producidos desde los tempranos
años noventa del siglo pasado. Una presidencia del color que sea, sin relación
fiduciaria efectiva con las cámaras legislativas con las que debe desarrollar
el programa normativo que le dé operatividad a las propuestas de gobierno,
previsiblemente padecerá del obstruccionismo que, fundado o no, vivió el actual
régimen y cuyo balance sexenal arroja un saldo social, económico y político muy
cuestionable. Ya lo sabremos.
ENTIDADES FEDERATIVAS
|
GOBERNADOR
|
DIPUTADOS
LOCALES
|
AYUNTAMIENTOS
|
Campeche
|
|
35
|
11
(municipios)
20
(juntas municipales)
|
Colima
|
|
25
|
10
|
Distrito Federal
|
1
(Jefe de Gobierno)
|
35
(Asambleístas)
|
11
(Jefes delegacionales)
|
Estado de México
|
|
75
|
125
|
Guanajuato
|
1
|
36
|
46
|
Guerrero
|
|
46
|
81
|
Jalisco
|
1
|
39
|
125
|
Morelos
|
1
|
30
|
33
|
Nuevo León
|
|
44
|
51
|
Querétaro
|
|
25
|
18
|
San Luis Potosí
|
|
27
|
58
|
Sonora
|
|
33
|
72
|
Yucatán
|
1
|
25
|
106
|
Chiapas
|
1
|
40
|
118
|
Tabasco
|
1
|
35
|
17
|
TOTAL
|
7
|
550
|
871
(municipios)
11
(delegaciones DF)
20
(juntas municipales)
902
(total)
|