miércoles, 29 de agosto de 2012

Nueva Legislatura Federal (II)

En 1997 se dio la muy difícil instalación de la LVII Legislatura del Congreso de la Unión, cuando ninguno de los partidos políticos representados en la Cámara de Diputados, mediante su respectivos Grupos Parlamentarios, pudo lograr por sí mismo la mitad más uno de los asientos o curules del total de 500 que componen la que en otras latitudes se denomina Cámara Baja. La ausencia de una mayoría absoluta trajo como consecuencia la recomposición de los órganos congresionales internos, la presidencia rotativa de los mismos y la diferenciación entre Presidente de la Mesa Directiva (órgano de representación externa) y Presidente de la Junta de Coordinación Política (órgano de gobierno interior), así como la distribución proporcional de las comisiones legislativas entre las que se divide el trabajo legislativo de dictamen de iniciativas de ley o decreto, atendiendo al porcentaje de legisladores. O sea, simple aritmética de quebrados: numeradores divididos entre denominadores.

La composición heterogénea del Congreso de la Unión, sin mayorías absolutas en ninguna de sus dos Cámaras desde el año 2000, seguirá así al menos otros tres años en la de Diputados y seis años en la de Senadores. Luego entonces las alianzas electorales se transformarán en alianzas parlamentarias para lograr efectividad en la aprobación de reformas legales, pero seguirá siendo mucho más difícil producir mayorías calificadas (2/3 del total de votos aprobatorios en cada Cámara) para lograr reformas constitucionales. A esto se debe que los Grupos Parlamentarios del PRI, PAN y PRD, principalmente, estén acordando la distribución de los diversos órganos legislativos en ambas Cámaras, conforme a las previsiones que establecen la Ley Orgánica y los Reglamentos de cada Cámara. No hay misterios: pactismo, disenso y ordenamiento parlamentario, son la esencia de la real praxis parlamentaria.

El acuerdo entre legisladores recaerá sobre las posiciones directivas tanto de los respectivos plenos como de sus comisiones, porque, por ejemplo, si bien es cierto que no hay diferencia legal entre las distintas comisiones ordinarias de dictamen, por supuesto que sí la hay por cuanto a su competencia. Póngase de ejemplo representativo el caso de la Cámara de Diputados, que tiene las importantes comisiones “económicas” de  Hacienda y Crédito Público, Presupuesto y Cuenta Pública, la de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación, la de Energía, y la de Economía, o las comisiones “políticas” como Gobernación, Puntos Constitucionales, Seguridad, Justicia, Trabajo, Agricultura y Desarrollo Social. Como dijimos antes, la correlación de fuerzas pasa por la frialdad de los números, porque el piso de la acción parlamentaria se forma por el dato duro de que en la Cámara de Diputados: el PRI tendrá 207; el PAN, 114; PRD, 100; PVEM, 34; PT, 19; MC, 16; y PANAL, 10. En la de Senadores: PRI, 52; PAN, 38; PRD, 22; PVEM, 9; PT, 4; MC, 2; y PANAL, 1. Para ser muy formales, diremos que la Sesión Constitutiva de la Sexagésima Segunda Legislatura del Congreso de la Unión, se efectuará el miércoles 29 de agosto a las 11:00 horas, en el Salón de Sesiones del Palacio Legislativo de San Lázaro; en tanto que el inicio de labores reales se dará el 1 de septiembre. Y ahora sí, veremos los primeros escarceos en el mejor reflector nacional: la tribuna legislativa.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Nueva Legislatura Federal (I)

Dentro de diez días tendrá lugar la instalación del Congreso General de la Unión y de sus respectivas Cámaras de Diputados y de Senadores. La designación o elección de los coordinadores parlamentarios de los diversos partidos con representación en estas asambleas políticas nacionales, parece sujetarse al camino de la eficacia política y el currículum legislativo, como en el caso de los legisladores del PRI, que tendrán en la presencia del diputado Manlio Fabio Beltrones y del senador Emilio Gamboa Patrón, a dos legisladores natos, negociadores parlamentarios avezados y también de largo andar, en la administración pública, tanto estatal como federal. Intercambian lugares pero mantienen responsabilidades y, todo parece indicar, continuidad política y legislativa, porque son legisladores que prácticamente han asistido a la negociación y aprobación de la legislación federal expedida en la última década. También se les ha denominado “pesos completos” de sagacidad y capacidad probada para los acuerdos intramuros, lo cual hace evidente que el próximo Presidente de la República opta por el cálculo político de la eficacia legislativa para sacar adelante su plan de gobierno, que inevitablemente pasará por la agenda legislativa, habida cuenta de los compromisos públicos asumidos y de aquellos relacionados con la estructuración de los clásicos rubros de: política interior, política exterior, política económica y política social. Por lo que hace a los demás partidos, PAN y PRD conforman la “oposición” que se conducirá conforme a la muy vieja pero absolutamente actual fórmula de que “toda oposición gobierna oponiéndose”. Por el PAN, Luis Alberto Villareal García será el coordinador de su bancada en la Cámara de Diputados. Se trata de un legislador capaz en las lides parlamentarias, abogado, posgraduado, ex diputado federal (2000-2003) y ex senador (2006-2012), que ya fue Presidente de la Mesa Directiva y de la Comisión de Relaciones Exteriores en el Senado de la República. Su coequipero en la Cámara Alta será Ernesto Javier Cordero Arroyo, actuario posgraduado, ex secretario de Desarrollo Social y de Hacienda y Crédito Público, a quien todavía le alcanzó el “dedo mágico” del Presidente Calderón para llegar a la coordinación parlamentaria del PAN, sin ningún antecedente legislativo ni de elección popular, a no ser la caricatura de precandidatura presidencial que protagonizó de forma patética e incolora en su partido, adjetivos estos últimos que parecen pintar su personalidad y la debilidad del liderazgo artificial que le tocará desempeñar, quién sabe por cuánto tiempo. Por el PRD, en la Cámara de Diputados estará como coordinador parlamentario Silvano Aureoles Conejo, ex diputado federal (2000-2003), ex senador (2006-2012) y ex candidato a Gobernador de su Estado, Michoacán, en la última elección local. Ingeniero agrónomo posgraduado, no es ningún improvisado y, antes bien, es un legislador con experiencia que ya se desempeñó como Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Senado de la República. Su compañero de partido, coordinador del grupo parlamentario en el Senado, será Luis Miguel Barbosa Huerta, abogado, ex diputado federal, de larga práctica partidaria y ducho en las peleas tribales características de la izquierda perredista. En la siguiente entrega veremos la correlación de fuerzas que, en toda acción parlamentaria, pasa por la frialdad de los números.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Olimpiadas

Imposible dejar de referirse a un evento y fenómeno de carácter mundial, de trasfondo económico evidente, e innegable interjuego de elementos políticos y sociales, de igual o mayor impacto. Desde la psicología social, hace ya más de 50 años que las competencias deportivas regionales, nacionales, continentales o las olímpicas, han sido consideradas como una manifestación transformada de los impulsos o instintos “de guerra” que llevan a la ley del más fuerte entre seres humanos y entre pueblos, produciendo en el extremo destrucción masiva de vidas y recursos. Toda competencia deportiva se une a criterios de nacionalismo, provocando una canalización social de las pulsiones humanas originales de dominio y contradominio, hacia formas socialmente admitidas de rivalidad y premio, pero sin muertos ni heridos que lamentar. Las Olimpiadas también han representado la competencia entre modelos políticos opuestos en el pasado todavía reciente, tal como se vivió en la lógica de la guerra fría entre el bloque americano y el bloque ruso, máximos acaparadores del medallero olímpico, sobre todo desde la década de los 50´s del siglo pasado. Capitalismo y comunismo, como formas de expresión política, competían por saber y demostrar cuál garantizaba el mejor tipo de atleta y, por consiguiente, el mejor “hombre de excelencia física”. EUA también competiría con Rusia para arrebatarle la idea del mejor “hombre de excelencia intelectual” que se expresaba en el larguísimo monopolio ruso sobre el deporte-ciencia: el ajedrez. Una vez disuelta la otrora URSS, China tomaría su lugar como contrapeso económico y geopolítico, con su propia concepción de un comunismo al estilo “Mao Tse Tung” recargado con nociones de industrialización y competencia económica sui géneris que la han llevado a una producción material sin precedentes en la historia, aunque la democratización interior de los beneficios es todavía una idea más que una realidad. El éxito de su modelo político-económico se “argumentaría” o reflejaría con el número de medallas olímpicas obtenidas: segundo lugar, después de EUA, pero por encima de Gran Bretaña y Rusia. El medallero, así, resultaría una especie de indicador de las bondades de los sistemas políticos y económicos imperantes en tal o cual nación, o una muestra de la falta de desarrollo o dependencia de quienes no participan de él o lo hacen de manera marginal. Los sociólogos de la escuela de Weber dirían que las olimpíadas habría que entenderlas e implicarlas en la búsqueda del “prestigio” que en toda formación política persiguen sus líderes y dirigentes. Pero no todos se sumergen en estas explicaciones.

Una gran mayoría simplemente vive o siente las medallas como suyas cuando las gana alguien de su mismo país, porque su simbolismo es profundamente catártico: El atleta llora y sus connacionales estallan en júbilo porque los une un sentido de pertenencia, de unidad, de compartimiento de lo común, de aspiración a “lo superior”. Por eso cuando se pierde se tienen sensaciones de tristeza o desencanto colectivo. Ganamos o perdemos todos. Y los estados de ánimo también pertenecen a la realidad, viven dentro de nosotros, y con esos jirones de vida construimos ideales, fe, creencias y convicciones. Felicidades a nuestros olímpicos mexicanos, felicidades por ellos y por nosotros.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Democratización vs. Partidización

En uno de sus más famosos “Diálogos” -el de la “República”- Platón apuntaba que uno de los riesgos de la democracia, como forma de gobierno, era el de la partidización, apuntando que el riesgo que se corría al democratizar el poder era que el pueblo y la administración pública podían caer con relativa facilidad en manos de partidos o facciones con intereses parciales y tendencias egoístas. Para argumentar tal posibilidad, puso en boca de Sócrates la discusión, con Polemarco y con Trasímaco, sobre el tema de la Justicia. Platón escribió así, hace alrededor de 2 300 años, quizá, el tratado más antiguo de lo que hoy llamamos ciencia política, mediante el método de examinar los hechos de la realidad política ateniense de entonces, y contrastar esa  situación fáctica con el régimen político ideal de una ciudad-estado construida sobre la virtud del conocimiento racional, donde hubiera “filósofos reyes” que constituyeran una aristocracia o “gobierno de los mejores”. El antídoto para contrarrestar los “defectos” o “desviaciones” de la democracia e impedir una partidización de la política y el gobierno lo encontraba en la educación: educación del ciudadano y educación del gobernante. Luego entonces, antes que los republicanos romanos del siglo II a. C. -y que el cristianismo original del siglo I d. C. fundado en la creencia en un comunismo primitivo o democratización de los “bienes de dios” y de la “comunidad-” Platón había expresado que la mejor forma de evitar la partidización o “tendencionismo” de los “unos cuantos” sobre “los otros muchos”, era la de impulsar una formación o preparación de los habitantes de los “demos” (barrios), tribus y miembros de la “ecclesia” (asamblea). La crítica descontextualizada de Popper contra Platón, no hizo mella tal que hubiere dejado sin contenido a las ideas platónicas, porque hay que tomar éstas en el riguroso contexto de una sociedad civil y política totalmente diferente de la actual o, mejor dicho, de las actuales sociedades occidentales. La democracia como forma de vida o instrumento político, con todos los defectos que pudiéramos señalar, más allá de los expresados por Platón, es hoy, entre nosotros, una mejor opción de vida y de organización civil e institucionalización del poder, que la más acreditada monarquía o el despotismo más ilustrado que se quisiera defender. Nuestro país es un ejemplo vívido de esto. En los últimos 25 años hemos pasado del descrédito y desconfianza en los comicios, a la partidización de sus resultados mediante protestas públicas de todo orden. Platón diría, quizá, que nos hace falta masificar la educación y, muchos de nosotros, tal vez diríamos que tendría razón, pero añadiríamos datos que no tuvo a la mano ese pensador, porque no podía históricamente haberlos tenido. Frente a la partidización política –actitud política extremista, de carácter interesada y exigencia egoísta- que siempre habrá y seguirá habiendo, debemos oponer los mejores argumentos de la democracia para construir una sociedad abierta: reconocimiento de derechos individuales y colectivos fundados en principios de igualdad y equidad (derechos humanos);  instituciones ciudadanizadas y profesionales para resolver nuestros conflictos; y creación y fortalecimiento del mejor árbitro de la democracia: la legalidad, porque ésta se basa siempre en tres premisas humanas fundamentales: Educación, Ley y Libertad.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Nuevo Código Electoral en Veracruz




Toda vez que el artículo 105, fracción II, penúltimo párrafo, de la Constitución Federal, establece que “Las leyes electorales federal y locales deberán promulgarse y publicarse por lo menos noventa días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a aplicarse, y durante el mismo no podrá haber modificaciones legales fundamentales”, y que en Veracruz el proceso electoral para la renovación en 2013 del Congreso local y de los ayuntamientos (ahora con periodos de cuatro años de gobierno), inicia en noviembre de 2012, a iniciativa del Gobernador del Estado tuvo lugar el proceso legislativo por el que se reformó la Constitución del Estado (23 de julio de 2012, Gaceta Oficial) y se aprobó apenas este lunes 30 de agosto la nueva codificación electoral.

La reforma constitucional, de suyo, es importante, porque vino a resolver, entre otras cuestiones, el problema instaurado en el artículo 21, cuarto párrafo, de la Constitución Local, como resultado de un imperfecto acuerdo político en el año 2000, que provocó una redacción confusa que hizo oscura la base para la distribución de diputaciones plurinominales, al introducir la noción de partido mayoritario sin señalar las reglas para su aplicación, produciendo con ello que en todos los procesos electorales locales sucedidos desde entonces el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación hubiera tenido que efectuar un proceso de interpretación prácticamente distinto, porque la confusión llegó a tal extremo que la propia autoridad jurisdiccional no sostuvo un criterio uniforme y, antes bien, lo cambió en tres ocasiones, debido a la deficiente redacción del dispositivo constitucional, que fue escrito sin cuidar ni modelar sus posibilidades de aplicación, e introducido durante el debate mismo de aprobación de la Constitución de Veracruz del año 2000, como propuesta de adición al artículo 21 del dictamen de ley en ese entonces a discusión.

Por eso, en los años de 2004, 2007 y 2010, para la distribución de las curules de representación proporcional del congreso veracruzano, el Tribunal Electoral tuvo no sólo problemas de interpretación, sino de aplicación diversa en cada ocasión. El problema se eludió durante doce años, hasta que ahora hubo la decisión política de resolverlo, como acaba de suceder con la reforma constitucional referida y la expedición del nuevo Código Electoral de Veracruz.

La voluntad política que se concitó no deja de ser notable, porque la ley electoral que regirá en las próximas elecciones de Veracruz fue votada por unanimidad de 49 votos a favor de un total de 50, y ninguna abstención ni voto en contra (sólo un diputado no pudo asistir, por enfermedad y muerte de su padre). Luego entonces, no sólo resulta políticamente evidente que si el acuerdo político es fundamental para la legitimación de las nuevas reglas electorales y la legitimidad del proceso electoral mismo, sino que tan sólo la importantísima corrección técnico-jurídica de orden constitucional y legal que por fin se aprobó, vale con creces el reconocimiento justificado a la aprobación de la normativa electoral en su conjunto, porque desde ahora mismo podremos tener certidumbre y seguridad jurídica en las reglas que regirán nuestros procesos electorales en Veracruz, debido a la consolidación de un criterio unificador. Cosa de voluntad política.