¿Qué debemos hacer o con qué
debemos contribuir para que la conmemoración por la paz no sea una declaración hueca?
En
1981 la ONU estableció el 21 de septiembre como el
Día Internacional de la Paz y
su primera conmemoración se dio al año siguiente, en 1982. A esta fecha le
siguieron, en 2001, la designación del Día Jornada de No Violencia y Alto el Fuego,
aprobado por la Asamblea General; y de 2007 al 2014, sucesivas celebraciones
sobre el mantenimiento de la paz y los derechos humanos; la paz y el desarme;
paz y democracia; la paz sostenible; los jóvenes, el desarrollo y la paz; la
educación y la paz; y, el derecho de los pueblos a la paz. La intención
declarada de este máximo órgano internacional, en la búsqueda de soluciones
practicables, es la de que, en todo caso, los propósitos por la paz
internacional deben reflejarse no sólo en una emblemática y simbólica cesación
de hostilidades en el día de la conmemoración, sino también en acciones de
largo aliento, como la educación y la sensibilización de las personas en los
temas relacionados con la paz.
Importante es la lectura de la
información de la propia ONU: “Los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas
aprobaron por unanimidad los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en una
cumbre histórica de líderes mundiales celebrada en Nueva York en septiembre de
2015. La nueva y ambiciosa Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible pide a
todos los países que empiecen a trabajar para lograr estos Objetivos en los
próximos 15 años. Su finalidad es eliminar la pobreza, proteger el planeta y
garantizar la prosperidad para todas las personas…Los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible son nuestra visión compartida de la humanidad y un contrato social
entre los líderes del mundo y las personas…[y]…Constituyen una lista de
acciones en favor de las personas y el planeta y un proyecto para alcanzar el
éxito.” Esto último, declaración del Secretario General de las Naciones Unidas,
Ban Ki-moon.
Además, la institución
internacional enuncia que: “El 16 de septiembre de 2016, entre las 9.00 y las
9.30 horas, el Secretario General celebró el mencionado Día mediante un acto en
el Jardín de la Paz de la Sede de las Naciones Unidas en el que se tocó la
Campana de la Paz donada por el Japón y se guardó un minuto de silencio. Se
invitó a participar en la ceremonia a mujeres galardonadas con el Premio Nobel
de la Paz y a los Mensajeros de la Paz. También en la Sede de las Naciones
Unidas y en la misma fecha, la Sección de Extensión Educativa de la
Organización celebró una videoconferencia mundial de estudiantes que tuvo lugar
entre las 9.30 y las 12.30 horas”.
Deponer las armas no es cualquier
cosa: significa casi todo, en un mundo convulso, poblado, con desequilibrios
pavorosos, escalofriante predominio de pobreza y marginalidad, y violación infame
de derechos humanos. Tiene un sentido refundacional y significa un esfuerzo de
alto calado, casi quimérico, en pos de uno de los primeros elementos que
preludian la justicia internacional, nacional, regional o provincial, sea como
sea que se le haya concebido -desde Platón hasta Rawls. Es un tema
supravitalista objeto de atención, anhelo o ensoñación, ubicable tanto en la
Filosofía como en la ciencia ficción. Valor alcanzable o inalcanzable ¿quién
duda que su realización sería un logro de verdadero humanismo y civilidad?