El padrón electoral nacional que registra el Instituto Federal Electoral
alcanza prácticamente la cifra de 85 millones de electores, pero quienes
efectivamente están inscritos y cuentan con credencial para votar son 79.5
millones de electores, de los cuales poco más de 41 millones (51 %) son mujeres
y también poco más de 38 millones (48 %) son hombres, que potencialmente podrán
sufragar en la jornada electoral de julio próximo. Casi el 50 % del total de
electores se ubica entre los 20 y 39 años de edad, en tanto que el 10%
corresponde a mayores de 65 años. Asimismo, debido a que se eligen presidente
de la república, diputados (500) y senadores (128) –separadamente de elecciones
locales a gobernador, diputados y ediles- el IFE emitirá más de 200 millones de
boletas electorales. De este conjunto de información electoral, un dato ineludible
es el relativo a las entidades federativas que concentran el mayor número de
electores: Estado de México (11 millones); Distrito Federal (7.5 millones);
Veracruz (5.7 millones); Jalisco (5.6 millones); Puebla (4.1 millones). Estas
cinco entidades, actualizaciones más, actualizaciones menos, representan el 40
% del padrón electoral, cuestión que todos los partidos políticos nacionales y
sus respectivos candidatos, con sus grupos de trabajo, registran con sumo
cuidado, por constituir una verdadera reserva electoral que, tan sólo
cuantitativamente, deja ver los verdaderos fieles de la balanza y la razón de
que sus territorios y habitantes sean visitados como objeto de especial
atención en materia de campañas políticas, por el peso electoral de cada una que
indiscutiblemente influirá de manera definitiva en la elección “total” federal
de este año.
Por supuesto, los porcentajes de participación/abstencionismo determinarán
el flujo real de votantes. Por ejemplo, el anterior referente de elección
presidencial, en 2006, aporta una cifra de participación efectiva global del
58.5%, respecto de la cual, nuevamente, las tres entidades mencionadas
mostraron porcentajes superiores a la media nacional: Estado de México, 68.27%;
Distrito Federal, 68.05%; y, Veracruz, 60.35%. A lo anterior hay que sumar la
circunstancia de que en las tres primeros entidades –Estado de México, Distrito
Federal y Veracruz- el número de empadronados ha crecido, en conjunto, en más
de medio millón de personas. Dicho de
otro modo, estas entidades poseen el mayor número de empadronados; sus padrones
crecen en tiempos electorales más que los de cualesquiera otras entidades
federativas; sus niveles de abstencionismo son más bajos que la media nacional;
y poseen, conjuntamente, el 30 % de los distritos electorales federales. De las
tres, el Estado de México y Veracruz son gobernados por el PRI, y el Distrito
Federal por el PRD; y si sumáramos los dos restantes, Jalisco es gobernado por
el PAN y Puebla por una alianza de partidos. Así las cifras, resulta estratégicamente
notable saber dónde los partidos políticos estiman tener las fortalezas
electorales que los llevan a diseñar y poner en marcha no sólo una campaña de
corte nacional, sino, al lado de ella, aquellas de verdadero peso específico
estatal, porque los montos de electores empadronados en estas serán determinantes
en la emisión y cómputo del voto. Los números no siempre son fríos, cuando exhiben
el calor de la contienda.
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