Idoneidad
de docentes, directivos y supervisores en la Educación, a través de concursos
de oposición para el ingreso, promoción, reconocimiento y permanencia en el
servicio profesional docente, con pleno respeto a los derechos constitucionales
y laborales adquiridos de los trabajadores de la educación; creación del Instituto
Veracruzano para el Desarrollo Profesional y la Evaluación Educativa; y Calidad
de la Educación, en beneficio del mejoramiento
constante, máximo aprendizaje y logro académico de la infancia y juventud
veracruzana. Son estos los rubros declarados que se contienen en la nueva Ley
de Educación de Veracruz, que llegó de la mano de lo que se entiende por “armonización”
de leyes federales y estatales: uso de facultades concurrentes, para que el
órgano legislativo local adaptara
los contenidos de la Constitución y leyes federales, en la legislación local,
de conformidad con el propio entorno, necesidades, contexto histórico social e
idiosincrasia de una entidad, como la veracruzana, que ha sido patria y matria
del normalismo en México. ¿Por qué es importante la legislación educativa en
Veracruz? Porque somos la entidad federativa con
más escuelas en el país (23,448), la tercera con más maestros (más de 125 mil),
y la cuarta con mayor matrícula escolar (más de 2.2 millones de alumnos). Por
su infraestructura y extensión, cobertura poblacional, elementos multiétnicos y
pluriculturales, la Educación en Veracruz es una realidad compleja que no puede
entenderse sino con criterios sistemáticos y con parámetros e indicadores que
correspondan al contexto y la singularidad regional que nos caracterizan. Ante
la desinformación y la confusión, intencionada o no, la nueva Ley de Educación
deja totalmente en claro que la
educación que imparta el Estado será gratuita, laica, obligatoria, y que todas las personas
tienen derecho a recibirla, acorde a lo que establece el icónico artículo 3° de
la Constitución Federal y el 10° de la Constitución local. Legisladores de
diversos partidos políticos y maestros pertenecientes a distintas
organizaciones gremiales, no han tenido reservas ni han escatimado palabras
para decir que la nueva Ley de Educación fue precedida de decenas de reuniones
de trabajo, y de la revisión plural de un abundante material formado por distintos
documentos y propuestas variadas. El común denominador es el de que todos los
que participaron en la mesa de diálogo y elaboración del ordenamiento aprobado,
se sienten incluidos en el nuevo texto normativo. Y si esto es así, entonces la
Ley de Educación de Veracruz tiene el añadido de ser un cuerpo legal
socialmente legitimado. Esta “sazón” particular, como referimos en la entrega
anterior, pone un “sabor” especial, porque da la pauta del beneficio que recibe
el trabajo legislativo cuando todas aquellas personas, grupos y expresiones
diversas pueden comunicar sus puntos de vista, problemas y preocupaciones, pero
también sus intereses y expectativas, porque de estos aspectos se nutre,
materialmente, todo ordenamiento. Cuando se tiene la base y el impulso social
para “lograr” una ley, corresponde a los congresos sumar las formas de técnica
legislativa y de debate parlamentario, que permitan en la realidad atender a
quienes constituyen el verdadero fundamento de todo gobierno: los ciudadanos,
sus familias y sus hijos. Que sea en beneficio de Veracruz.
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