Tanto en el contexto nacional como en el local,
es indudable que resulta clave el estudio longitudinal y transversal de la
cantidad y calidad de los servicios educativos en el nivel superior, pues el
conocimiento de las series históricas y actualidad de la matrícula permite la
obtención de índices de cobertura educativa, sobre todo del grupo de población
de 18 a 25 años de edad, así como el análisis de la eficiencia terminal del
subsistema basado en la relación ingreso-egreso, capacidad de retención escolar
y, por supuesto, la previsión de situaciones futuras de demanda de servicios
educativos, tanto en el mediato como en el largo plazo. El punto es importante
porque, prácticamente, en cualquier parte, la educación superior es considerada
como motor real de desarrollo nacional y genuino factor de movilidad social, que
en nuestro país enfrenta la realidad de fuerte demanda de servicios educativos
en este nivel, como se observa en el espectacular crecimiento de la matrícula y
del número de instituciones públicas y privadas de educación superior. En
efecto, la ahora comprobada exactitud de las estimaciones demoeducativas
realizadas desde la década de los 80´s del siglo pasado, mostró la certeza del
descenso de la población en edad de recibir escolaridad básica; pero también
que la población de escolaridad media superior y superior crecería
sustancialmente, como indicador cuantitativo de los problemas de orden
cualitativo que se enfrentaron desde el inicio del nuevo siglo, ocasionando
que, en los últimos quince años, si bien es cierto que la matrícula escolar
universitaria ha crecido, la oferta educacional seguirá siendo deficitaria
durante otros tantos diez a quince años, si se mantienen las tendencias
actuales, porque el descenso de la tasa de crecimiento de los últimos 30 años
no impedirá la fuerte demanda de servicios educativos en este nivel. En
Veracruz, la previsión de escenarios actuales y futuros de demanda de servicios
educativos, sobre todo del grupo de población de 18 a 25 años de edad, tanto en el mediato como en el largo plazo, es una
problemática real que alcanza
tintes dramáticos cada vez que sabemos de la cifra de aspirantes universitarios
“rechazados” (que no necesariamente reprobados), por falta de cobertura educativa. Por eso,
resulta imperativo impulsar todo esfuerzo institucional que permita crear o
robustecer acciones de política educativa que ataquen de frente el enorme
problema social de dar educación universitaria a la juventud veracruzana, que
busca en los estudios profesionales la posibilidad de encarar la vida en
mejores condiciones humanas y sociales, mediante la democratización de la
educación superior para dar oportunidades universitarias a los veracruzanos,
mejorar su calidad de vida, superar rezagos sociales, posibilitar opciones de progreso
económico y ampliar el horizonte cultural, ante la doble consideración de que
la educación superior actúa, desde abajo, como un genuino factor de movilidad
social y, desde arriba, como motor del desarrollo estatal y nacional. Indudablemente,
es preciso conjuntar planta docente e infraestructura, para posibilitar mayor
cobertura geográfica y de volumen poblacional de los estudiantes universitarios.
Cierto.
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