miércoles, 27 de junio de 2012

En la víspera de las elecciones




La elección total a la que acudiremos este próximo 1° de julio, producirá la renovación total de los poderes ejecutivo y legislativo del orden federal, y también tendremos elecciones en quince entidades federativas, donde se elegirán ejecutivos locales, legisladores, ediles y jefes delegacionales. Los candidatos a la Presidencia de la República tuvieron dos debates formales, organizados por el Instituto Federal Electoral, y al menos otros dos en la televisión comercial de las dos mayores televisoras de cadena abierta. Numerosas encuestas dieron cuenta de la intención del voto y apenas la de ayer, en Milenio, informó los datos siguientes: Peña Nieto, 45.5%; López Obrador 26.9%; Vázquez Mota 24.8%; y, Gabriel Quadri, 2.8%.
Plataformas electorales, declaraciones, entrevistas, propaganda oficial, gorras, playeras, prendas, enseres, revistas e impresos diversos, inundaron espacios, calles, bardas, así como ojos y oídos literalmente. En este campo, prácticamente existe un “empate técnico” porque todos los candidatos han logrado comunicar con suficiencia y abundancia -o hasta el hartazgo y la saciedad, según se vea- sus posiciones políticas y propuestas técnicas, en la medida que lo permitieron las condiciones reales de comunicación o información que tienen los diversos medios de difusión o propaganda empleados, todo en proporción a los topes de campaña y financiamiento público al que pudo acceder cada partido político, sustentados en el volumen de votos obtenidos en la última elección federal.
Luego entonces, a la luz de los diferenciales de porcentaje que provienen de las encuestas realizadas, todo pareciera indicar que la elección presidencial estaría resuelta, si nos atuviéramos a las tendencias electorales en las que, puntos porcentuales más o puntos porcentuales menos, hay coincidencia generalizada en que el puntero será el próximo Presidente de la República. En consecuencia, la pregunta más cuidadosa se ubicaría realmente en  el nivel de si esa ventaja porcentual alcanzaría para que el partido político ganador obtuviera la mayoría absoluta en las cámaras legislativas federales, es decir, la mitad más uno de los legisladores en cada caso. Política y socialmente, éste es un dato fundamental porque los último doce años (contados de septiembre del 2000 a agosto de 2012), hemos vivido lo que coloquialmente se conoce como gobierno dividido, es decir, “ejecutivo sin legislativo”, y a esta condición de orden fáctico se le ha atribuido el rezago legislativo y la ostensible mala legislación federal creada sin técnica visible pero con caprichos evidentes en ese lapso, así como las dificultades de construcción y aplicación de políticas públicas de largo aliento, con salvedad de las finanzas públicas que realmente se han beneficiado de los acuerdos constitucionales producidos desde los tempranos años noventa del siglo pasado. Una presidencia del color que sea, sin relación fiduciaria efectiva con las cámaras legislativas con las que debe desarrollar el programa normativo que le dé operatividad a las propuestas de gobierno, previsiblemente padecerá del obstruccionismo que, fundado o no, vivió el actual régimen y cuyo balance sexenal arroja un saldo social, económico y político muy cuestionable. Ya lo sabremos.



ENTIDADES FEDERATIVAS
GOBERNADOR
DIPUTADOS LOCALES

AYUNTAMIENTOS
Campeche

35
11
(municipios)

20
 (juntas municipales)

Colima

25
10

Distrito Federal

1
(Jefe de Gobierno)
35
(Asambleístas)
11
(Jefes delegacionales)

Estado de México


75
125
Guanajuato

1
36
46
Guerrero


46
81
Jalisco

1
39
125
Morelos

1
30
33
Nuevo León


44
51
Querétaro


25
18
San Luis Potosí


27
58
Sonora


33
72
Yucatán

1
25
106
Chiapas

1
40
118
Tabasco

1
35
17
TOTAL
7
550
871
(municipios)

11
(delegaciones DF)
20
(juntas municipales)

902
(total)


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