jueves, 21 de enero de 2016

Investigación social y acción de gobierno


Tanto en el origen como en el desarrollo moderno de diversas disciplinas, como la psicología, la demografía, la historia o el derecho, casi resulta inevitable encontrar una postura de divorcio o disociación entre la investigación social y la acción de gobierno, como si se tratara de ámbitos totalmente separados sin posibilidad de nexo en común. Por ejemplo, cuando en su primera obra Freud pidió “permiso de pasar al terreno de la Psicología”, lo hizo porque la teoría y práctica neurológicas de entonces, útiles para explicar las parálisis motrices orgánicas, no daban elementos para comprender la génesis y manifestación de las parálisis histéricas en términos neurofisiológicos. Su maestro, el neurólogo Charcot, le habría dicho que aunque una teoría sea buena, eso no impide que existan hechos reales que ella no puede explicar. El método clínico de investigación psicoanalítica de Freud, impactó fuertemente las ideas gubernamentales de su tiempo y llevó a la creación de hospitales públicos para un tratamiento más adecuado de las psicosis en hombres y mujeres. De otra parte, en la Historia, Hobsbawm ha dicho que lo cierto es que Roma venció a Cartago y no al revés, significando que los hechos históricos son datos provenientes de la realidad, y que a medida que el historiador se acerca al presente depende más de la prensa diaria, estudios económicos, compilaciones estadísticas y publicaciones de los gobiernos nacionales y de las instituciones internacionales, para nutrir la investigación social histórica y, con ello, contrastar las acciones gubernamentales del pasado con las del presente, para proyectar soluciones en el futuro que corrijan los errores de antes. Por su parte, en la Demografía, su acelerada sistematización y notable expansión, ha dado lugar a una gran producción de datos sobre la población mundial y también la de los niveles continental, nacional o regional, donde las expresiones numéricas están presentes, mediante tasas y fórmulas demográficas, para el cálculo de los volúmenes de demanda de servicios públicos. ¿Por qué es importante la investigación social para el ciudadano medio? Porque el conocimiento sobre la vida en común permite dimensionar necesidades y explorar soluciones. Si se hubiera hecho antes, no tendríamos problemas de cupo en las universidades públicas, o desempleo, o déficit en los servicios de salud y vivienda. En consecuencia, el quehacer gubernamental y la acción pública deben aprovechar los resultados de la investigación social, porque ésta es la materia prima de toda política pública que tiene como mira el bienestar general, entendido como el goce o disfrute de los satisfactores básicos para la vida y la convivencia humanas, en forma colaborativa, cuya base real no puede ser otra cosa sino el conocimiento objetivo suficiente que proviene de la realidad social, a la manera de bases de datos, índices o tasas, que suponen recopilación de información, tratamiento, ordenación y elaboración de indicadores, así como su interpretación para calibrar diversas aristas de la problemática social y permitir una mejor vida en común. ¿Qué, de plano, es muy difícil?

No hay comentarios:

Publicar un comentario