jueves, 28 de enero de 2016

Administración Pública y Servicio Público


Tanto el concepto de Administración como el de Servicio, en el ámbito público, parecen tener un significado obvio y común para todos nosotros; sin embargo, cuando se pregunta a cualquier ciudadano o, incluso, a profesionistas y a empleados públicos, la supuesta claridad de los conceptos se difumina en nociones de mayor o menor generalidad o de carácter intuitivo. Así, se tiende a pensar que la administración pública es equivalente a la idea de poder ejecutivo o gobierno central, o gobierno a secas. Idea que proviene de que estamos acostumbrados a tratar con servidores públicos que desempeñan su función en distintas dependencias. Por supuesto que son servidores públicos y que trabajan en la administración pública, tanto federal como estatal o municipal; pero no son los únicos, ni tampoco los más importantes. Por ejemplo, legisladores, jueces y secretarios de despacho son todos servidores públicos, porque sus tareas y responsabilidades están orientadas, por ley, a la atención de asuntos colectivos o comunitarios que nos importan a los ciudadanos, sólo que cada órgano o área tiene una función en particular, de modo que podríamos decir que el servicio o tarea pública que realizan estas personas que pertenecen a la estructura del Estado, es, respectivamente, la de: administrar el proceso legislativo para la elaboración de leyes; administrar la impartición de justicia; o, administrar la ejecución y prestación de diversos servicios públicos. En consecuencia, el concepto de administración es amplio y aplicable a las funciones legislativa, judicial y ejecutiva que desarrollan los órganos estatales que tienen estas funciones, y también para los que se denominan organismos autónomos del Estado, porque en el fondo de la palabra administración existe la condición ineludible de que estos administradores públicos administran lo ajeno. En efecto, con independencia de funciones, todo refiere a bienes y tareas públicas, o sea, colectivas, o sea, que no pertenecen a ninguna persona privada o particular, sino que en su sentido más puro y real son del pueblo. También por eso es que al administrador público se le denomina servidor público. Dicho de otro modo, el servidor público es toda aquella persona que desempeña un empleo, cargo o comisión de carácter público, donde público significa: que trabaja o labora en alguno de los denominados poderes u organismos autónomos del Estado; que cobra o se le paga con dinero público proveniente de los impuestos que los ciudadanos enteran al fisco, sea por lo que ganan, sea por lo que compran (los conocidos ISR e IVA); y que tiene la obligación de atender u orientar al ciudadano que acude a ellos. Cuando cualquier administrador o servidor público se olvida de algunos de estos elementos, indefectiblemente termina haciendo mal su trabajo y, en consecuencia, prestando un mal servicio que da lugar a esa palabra que se ha convertido en sinónimo de prepotencia y abuso: burócrata. Nuestro país y sus administradores y servidores públicos requerimos devolverle el sentido de responsabilidad y privilegio que significa servir a nuestros conciudadanos y administrar la cosa pública. Es imperativo ¿No?

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