miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Y después del Periodo de Intercampaña?




Después del denominado periodo de intercampaña, es decir de “veda” electoral de partidos y candidatos, que concluirá el 29 de marzo próximo y que impide la realización de actos anticipados de campaña, se dará paso franco a la propaganda de todos los institutos políticos contendientes y búsqueda de la joya de oro de la corona: la Presidencia de la República. Como era de esperarse, las diferencias porcentuales entre candidatos han disminuido, cuestión que publicitan las firmas encuestadoras –porque esto no lo impidió ni el Instituto Federal Electoral ni el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación- que dan a conocer sus cifras y sondeos, sin exhibir metodologías ni encargos, y que han resultado una de las maneras de “darle vuelta” al desafortunado acuerdo del IFE que aprobó la muy discutible “intercampaña” ¿o qué las encuestas no forman opinión, inducción o expectativa? Baste recordar que en los resultados de una supuesta encuesta “privada” se basó el Presidente de la República para “aclarar” la “verdadera” situación de cada candidato, con beneficios evidentes para la candidata de su partido y ante un público selecto ¡en tiempo de intercampaña! Como antes dijimos, cualquier examen que se haga al acuerdo aprobado por la autoridad electoral, será de risa, porque las deficiencias legales de las que parte, la falta de consenso o conocimiento entre los propios consejeros electorales del IFE, las diferencias de criterio entre las instituciones electorales federales –la administrativa y la judicial-, hacían y hacen ver su dificultad para resolver las situaciones de hecho y de derecho que se presentan, como la antes comentada. Lo cierto es que nuestro panorama electoral se muestra difícil y tenso, porque resalta el dato de un Presidente de la República que en todos los procesos electorales estatales o federales ocurridos en su mandato, se ha transformado indefectible y públicamente en el presidente de facto del partido político al cual pertenece, y es vox populi que dará todo el apoyo del aparato del gobierno federal a su candidata, para conservar el poder. Ya antes anotamos que nadie parece tener duda de que el PAN no buscará su fortaleza en el propio PAN, sino en los programas sociales y recursos económicos del gobierno de Calderón. Políticamente es entendible que un gobernante esté con el candidato de su partido, y no con el contrario; empero, lo que los tiempos actuales demandan es que esa proclividad no se convierta en una lucha electoral desigual e inequitativa, por intervención deliberada del Ejecutivo federal, afectando a los candidatos de los demás partidos, sea quien sea. ¿O en qué muestras se fundan las encuestadoras electorales? ¿1000 o 2000 personas cada vez? Frente a ellas, están las estadísticas nacionales y regionales, verdaderos conjuntos censales y no sólo “muestras representativas”, que nos hablan de un país con serios pasivos sociales en materia de seguridad y asistencia social, desempleo e informalidad económica crecientes, y marginación y pobreza, representadas en las diversas mediciones y variables que involucran a millones de mexicanos y amplias franjas sociales. Cada vez que los electores de un país votan, logran estar a la altura de su obligación como ciudadanos; por añadidura estratégica, la Nación necesita que el Presidente de la República sepa estar a la altura de la dignidad de sus deberes sociales y constitucionales. Ojalá lo entienda.

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