miércoles, 25 de septiembre de 2013

Educación



Indiscutiblemente, la Educación es un campo que en términos teóricos y sociales, cobró un impacto universal durante el curso del siglo XX, estructuralmente acentuado por su relación con el desarrollo económico, tanto el de orden nacional como el de características supranacionales. El siglo XIX vio los debates originarios sobre la educación pública en el contexto latinoamericano y la adopción –por ejemplo, en México– de técnicas de enseñanza como el elemental método lancasteriano para el aprendizaje de la lecto-escritura. Fue en el último tercio del siglo XX y, desde luego, en lo que va del XXI que, además, la educación privada tuvo mayor participación en los diversos ciclos y modalidades escolares instituidos por la educación pública, desde la educación básica hasta la superior. Filosofía, Sociología, Psicología y Pedagogía son las disciplinas que más han contribuido al debate y a las propuestas educativas, poniendo de relieve una diversidad de factores y problemáticas que hacen de la Educación un campo de estudio altamente complejo y difícil. W. Jaeger ha mostrado el sentido del ideal antiguo sobre educación y cultura proveniente de los grecolatinos, que enfatizaban cultivar “el espíritu y el cuerpo” y los “valores más altos”, como hoy se sigue haciendo. Rousseau, retomando la perspectiva de los enciclopedistas y, después de él, los pedagogos Pestalozzi, Herbart, Freinet, Montessori y Dewey, proponiendo métodos de enseñanza-aprendizaje centrados en los educandos; Ausubel, Bruner o Piaget  construyendo métodos concretos para interpretar la interacción de las personas o educandos con su entorno, al asimilar contenidos, esquemas y estructuras de conocimiento; en todos ellos han estado presentes, en forma tácita o explícita, las preguntas sobre ¿Qué es educar? ¿Cuáles son los fines y propósitos de la educación? ¿Primacía del desarrollo individual sobre el social, o lo inverso? Autores y orientaciones, métodos y preguntas, se han aparejado a la problemática de la masificación de la educación, entendida como escolarización extensa e intensa. Educación y escuela están actualmente garantizadas en las más del centenar y medio de constituciones nacionales existentes en el mundo; y tampoco nadie discute ya que la educación puede ser formal (en la escuela), no formal (métodos de enseñanza abierta o tutorial) e informal (la que sucede todos los días, a todas las edades, debido a la convivencia social). Por supuesto, el núcleo de la relación educativa lo dan los maestros y los aprendientes, en el contexto amplio de un sistema educativo que puede adoptar formas federales, estatales o municipales, debido a que desde la órbita político-constitucional se entiende que las políticas educativas las instituye el Estado, porque la educación cumple una función social de primer orden para la transmisión generacional de conocimientos, habilidades y destrezas, pero también de fines, valores e ideales, es decir, toda aquella sustancia cultural que se constituye a partir de la convivencia humana y la participación corresponsable de todos los que, de un modo u otro, nos interrelacionamos de manera activa o pasiva con las ideas y el intercambio de prácticas, que implican reconocimiento y recuperación de costumbres, tradiciones e historia. Apostar por la educación significa apostar por nosotros, por nuestros hijos, por nuestros nietos, por el país: ¿A qué queremos apostar?

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