miércoles, 4 de junio de 2014

Educación y Curriculum: ¿Vacuna Social?


Bajo el concepto Educación hemos agrupado, históricamente, el conjunto de acciones por el que una persona, una familia, un grupo o una comunidad, transmite a sus congéneres o las generaciones que le suceden, una gama de habilidades, destrezas, técnicas, métodos y conocimientos. Multitud de autores introducen interpretaciones y matices, detalles o diferencias, para adoptar posturas sobre cómo se ha realizado y puede realizar el proceso educativo; pero habitualmente existe unanimidad en que la herencia cultural de una generación a otra se da por vías informales, no formales y formales. El desarrollo del Estado Nacional, el crecimiento demográfico mundial y las nociones de igualdad, equidad y libertad de que se nutre la defensa de los derechos humanos y la opción por la democracia, han traído consigo, desde el primer tercio del siglo XIX y por supuesto en el siglo XX, asumir el concepto Educación como un derecho humano, constitucionalmente universal, y como una política pública fundamental de todo Estado, que se ha patentizado en los últimos dos siglos en la creación de sistemas educativos nacionales, con un impensado y descomunal crecimiento de instalaciones, niveles y modalidades educativas, que se refleja en la amplia matrícula escolar de prácticamente cualquier país, porque hasta ahora la demanda siempre ha superado a la oferta educativa de maestros y aulas.

Sin desconocer los estudios clásicos de la Ilustración, particularmente de los enciclopedistas franceses, lo cierto es que fue el siglo XX el que vio desarrollar un nutrido y variado cúmulo de estudios metódicos y sistemáticos, para acercarse al fenómeno educativo desde perspectivas diversas: psicológica, pedagógica, sociológica, administrativa, jurídica y política. Actualmente, desde su teoría y praxis, ha quedado demostrado que la Educación es uno de los principales factores de movilidad social, así entendida como ascenso cultural, o también como mejora en las oportunidades de vinculación al trabajo y en las condiciones de vida. Las dos guerras mundiales del siglo XX, el avance de la ciencia y la tecnología, y el capitalismo globalizado y transnacional vigentes, han incidido en una de las consideraciones vertebrales de todo proceso educativo: el diseño del curriculum, es decir, qué enseñar, cómo enseñar y a quiénes enseñar. Contenidos y métodos educativos se postulan como las herramientas básicas de planificación de la enseñanza y el aprendizaje de una población educativa que admite caracterizaciones por edad, sexo, región, niveles y modalidades escolares. Por eso, ante los brutales estragos de las dependencias y adicciones, del narcotráfico y fenómenos de delincuencia organizada, para cuyo combate no se ha logrado construir ninguna política pública o privada de resultados inmediatos, se han vuelto los ojos hacia la Educación como una inversión humana de mayor calado y efectos reales. La idea de que ésta es la mejor vacuna social no es nueva, sino muy antigua. La civilización la tiene notablemente documentada en la larga data, y sumamente probada en los tiempos recientes y actuales. Y señalan los estudiosos que ello atraviesa por el vector fundamental del diseño del Curriculum, dado que a los contenidos y métodos, necesitamos incorporar actitudes y valores humanos y sociales. Sí se puede y está en nuestras manos. ¿Queremos?

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