miércoles, 8 de octubre de 2014

Conservadurismo Mexicano


Bobbio ha señalado que, generalmente, se asocia el término “conservadurismo” con aquello que es “tradicional”, “reaccionario”, “autoritario” o de “derecha”, a menudo, ligado con supuestos religiosos que sirven para justificar un status quo ahistórico, estático e inmutable; por añadidura, se le enruta en todo aquello que se opone al cambio y al progreso y, debido a esto, se le coloca como opuesto al liberalismo. A diferencia de éste último, el conservadurismo posee un equipamiento teórico más débil, no obstante se le relacione con pensadores como Hobbes, pero una carga práctica notable que se hizo patente sólo al enfrentarse a su contrario, el liberalismo, afín éste a las ideas de cambio, radicalismo y progreso. Sin embargo, no necesariamente hay una oposición absoluta entre ambas posturas, después de todo a fines del siglo XVIII y principios del XIX notables conservadores, como Burke, eran afectos a las mismas ideas de libertades civiles, democracia y librecambio surgidas históricamente del enciclopedismo del llamado Siglo de las Luces, aunque manteniendo el señorío del Estado fuerte, vertical o central. En nuestro país, el conservadurismo mexicano tuvo en Lucas Alamán y Martínez Leal a los principales ideólogos de una generación de políticos, pensadores y militares que fueron derrotados por el ala liberal en la Guerra de Reforma -que ubicó en José María Luis Mora y Juárez a sus más representativos exponentes- después de casi medio siglo de vaivenes y enfrentamientos entre bandos; cuestión que, además, se engarzó con la oposición entre centralistas (en el que se incluía a imperialistas) y federalistas, llegándose a crear una inexacta equivalencia entre centralismo y conservadurismo. Para Aguilar Rivera, el Lucas Alamán que ha quedado capturado en la imaginación popular es el que al final de su vida escribiría: “deseamos que el gobierno tenga la fuerza necesaria para cumplir con sus deberes, aunque sujeto a principios y responsabilidades que eviten los abusos, y que esta responsabilidad pueda hacerse efectiva, y no quede ilusoria. Estamos decididos contra la federación; contra el sistema representativo por el orden de elecciones que se ha seguido hasta ahora; contra los ayuntamientos electivos y contra todo lo que llama elección popular, mientras no descanse sobre otras bases”. Su contraste sería el Dr. Mora: “Nada más importante para una nación que ha adoptado el sistema republicano inmediatamente después de haber salido de un régimen despótico y conquistado su libertad por la fuerza de las armas, que disminuir los motivos reales o aparentes que puedan acumular una gran masa de autoridad y poder en manos de un solo hombre…el amor al poder, innato en el hombre y siempre progresivo en el gobierno, es mucho más temible en las repúblicas que en las monarquías”. Al punto, Krauze escribe: “Mora pensaba en el futuro como un proceso de liberación. Alamán como uno de preservación”. Por eso quizá sea un poco menos inexacto y todavía más aproximado decir que en México no ha habido izquierda ni derecha; antes bien hemos tenido liberales y conservadores, sin inferir de ello, acríticamente, que se trate de progresistas contra reaccionarios, porque sus propios fundadores históricos eran mexicanos probados. Sin duda.

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