jueves, 23 de abril de 2015

Políticas Públicas e Indicadores Sociales


Sobre todo con Popper adquirió mayor difusión el concepto de “sociedad abierta”, que conlleva o supone que la relación entre gobernantes y gobernados se da bajo nexos que se alejan de la verticalidad autoritaria, y se acercan más a una horizontalidad caracterizada por elementos de tolerancia, ausencia de violencia y organización política de la sociedad, donde se acude a la democracia como sistema y método de representación y ejercicio del poder, con respeto a los derechos humanos de las personas que participan de manera activa o pasiva en la renovación periódica de las instituciones públicas. Y, en consecuencia, por públicas deben tenerse las acciones y el quehacer gubernamental que, fundado en estas características de la sociedad abierta, se ponen en práctica con miras al bienestar general, entendido éste como el goce o disfrute de los satisfactores básicos para la vida y la convivencia humanas, en forma pacífica y colaborativa.

Dado que, como definición o declaración de principios, al hablar de sociedad abierta se configura también, de alguna manera, la construcción de un tipo ideal, se ha concebido como método para introducir objetividad en la idealidad creada, la existencia de las políticas públicas como instrumento de planeación y puesta en marcha de los planes y programas de la administración pública, de cualquier sistema o régimen de gobierno, que se sujetan no sólo al control social correctivo y directo de parte de la población administrada, sino también a un diseño de prioridades y alternativas basadas en indicadores sociales, con el fin de producir en el administrador el conocimiento objetivo suficiente que proviene de la realidad social, necesario para gobernar “mediante instrumentos”. Las bases de datos, índices y tasas, que suponen recopilación de información, tratamiento, ordenación y construcción de indicadores, así como su interpretación para dimensionar diversas aristas de la problemática social, constituyen entonces, en forma secuenciada, la materia prima, maquila y aplicación de diseños metodológicamente preconcebidos sobre políticas públicas específicas, por ejemplo, en materia de salud o en materia educativa, como forma y fondo de estrategias de administración pública pensadas para la sociedad y, por tanto, para los grupos sociales de mayor vulnerabilidad, conforme a criterios de igualdad y equidad colectivas.

Las políticas públicas fundadas en indicadores se convierten, entonces, en herramientas de gobernabilidad y de gobernanza, cuyo principal reto se centra en el tamaño de la cobertura de atención a la demanda de servicios públicos, pero también de satisfacción de prioridades sociales, como el empleo o la vivienda; es decir, la asistencia y la seguridad sociales tienen fundamentalmente el sentido de “recepción” de servicios estatales, mientras que en el otro extremo estamos ante el aprovisionamiento u “oferta” de las condiciones suficientes para que la población contribuya al desarrollo mediante el despliegue de su fuerza productiva, para la creación de riqueza social. Políticas públicas e indiciadores son, así, elementos de inversión socioeconómica y de rentabilidad social para que los recursos colectivos que administra el Estado, se direccionen de manera objetiva en respuesta a las necesidades del desarrollo humano, concebido en su más amplio sentido. ¿Cuándo?

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